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Lorenzo Goicoa

<p>Los peligros de las llamadas</p>
<p>Era en martes por la tarde, cuando llegué a casa no había nadie, cogí mi teléfono y llame a mi madre, no me lo cogió, llame a mi padre y tampoco y entonces llamé a mi hermano que, sí me lo cogió, pero al saludarme no era él, me quedé extrañada porque, aunque se estuviera haciendo mayor no le había cambiado la voz, pero no le di mucha importancia. “Tienes que venir al portal porque te tenemos una sorpresa”, ahí sí que me quedé extrañada, no era ni mi cumple, ni mi santo ni ninguna fiesta especial para mí.</p>
<p>De todas formas, bajé. Iba con miedo bajando por el ascensor y cuando llegué al portal en la puerta no había nadie y de repente… ¡PUMBA! alguien me cogió por detrás.</p>
<p> Cuando desperté estaba… ¡estaba en una especie de casa abandona llena de cajas, armarios viejos.... Dándome la espalda había unos cuantos hombres y mujeres.</p>
<p>Entonces una mujer se giró hacia mí, no era muy guapa era más bien como una bruja: nariz alargada, una verruga cerca de la punta, cara arrugada… una bruja total (solo le faltaba el gorro puntiagudo de brujas). “Ya se ha despertado la Bella Durmiente”. El resto se giraron, todos daban miedo y eran brujos y brujas, era horrible. Entre un hueco pude ver una cámara de seguridad en la que salía toda mi familia atados y con cinta americana en la boca como hacen en las películas. En ese momento pensé que esos tipejos estaban grabando un documental (bastante raro).</p>
<p>Empezaron a acercarse muchísimo a mí, pero yo también estaba como mi familia atada y con cinta americana en la boca. Comenzaron a decirme cosas todo a la vez que como siempre, aunque no podía gritar para poner orden se oyó: e o aei, que sin cinta americana seria, que os calléis. Y lo más flipante fue que se callaron. Se dieron la vuelta y gracias a la navaja que siempre llevo conmigo, corté las cuerdas y sin el más mínimo ruido salí de allí, pero antes de nada me fijé en la cámara de seguridad donde se encontraba atada toda mi familia.</p>
<p>Salí despacito hacia donde estaba mi familia. Cuando llegué todavía no había pasado nada y todos estaban bien. Nos fuimos pitando a casa, llamamos a la policía asegurándonos de que era sum número y los arrestaron. Por suerte nadie resultó herido.</p>
<p>Hay que tener mucha precaución cuando utilices las redes sociales por si después los problemas son tan serios que te compliquen la vida.</p>
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Los peligros de las llamadasl

Cuentos

Santa María de la Expectación

<p>Mi amor está en el cielo<br class='autobr' />
y no me doy cuenta de<br class='autobr' />
que las estrellas parecen<br class='autobr' />
mi familia en el mundo entero.<br class='autobr' />
El Google es mi amor<br class='autobr' />
y el buscador me<br class='autobr' />
ayuda un montón.</p>
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El amor de Google

Poesías

CEIP Parque Natural Corralejo

Cortesía Colabora